Si me dicen “elige un destino para irte de viaje” probablemente no elegiría un lugar de playa. Siempre he preferido los viajes en los que conozco algo, en los que aprendo, en los que visito lugares interesantes… Pero tengo que reconocer que, recién llegada de las Islas Maldivas, mis preferencias han cambiado considerablemente.
Me fui ilusionada como siempre que emprendo un viaje, pero con sospechas de que el plan sería demasiado tranquilo para mí, demasiado monótono. ¡Qué equivocada estaba!
Como os decía, me gusta la playa pero no soy capaz de estar horas y horas tumbada al sol. Pero es verdad que hay playas… ¡y playas! En las Islas Maldivas las temperaturas no superan los 29ºC, no hay casi viento, la arena es prácticamente harina y el agua parece un lago, de color turquesa muy claro sí, pero un lago. Todo esto rodeado de la vegetación más espectacular que he visto en mi vida.
Gracias a Viajes Nuba descubrimos el Hotel Kanuhura, y puedo decir que es el sitio más bonito en el que he estado: cuidado hasta el último detalle, elegante, confortable pero sin ninguna ostentación, integrado en la naturaleza de la isla sin desentonar lo más mínimo, al revés, parece que siempre estuvo allí y que forma parte del paisaje.
Imposible aburrirse contemplando algo así.
El hotel es muy muy tranquilo, parece que casi no hay huéspedes y que estás en una isla desierta, todo gracias a la discreción, profesionalidad y amabilidad de su personal, dispuestos las 24 horas a hacer que nuestra estancia fuera lo más agradable posible.
Es el lugar ideal para ir con niños. Fran y yo dudamos si Carmen aguantaría un viaje tan largo, pero al verla disfrutar tanto del mar calentito, la arena y la naturaleza nos hemos alegrado muchísimo de llevarla con nosotros.
También me ha sorprendido gratamente la comida: pescados frescos exquisitos, recetas asiáticas que no conocía que me han encantado y por supuesto, la mejor fruta.
Pero sin duda, me quedo con la desconexión casi absoluta con nuestro plan solo para tres, con nuestras charlas en la playa antes de acostarnos y con los paseos al atardecer…