No quería escribir este post hasta que no hubiera asimilado un poco todo lo que he sentido este último fin de semana.
Quizás os parezca loca o inconsciente pero saber que era la última corrida de Fran me dio una sensación inmensa de tristeza. He vivido tantas cosas bonitas e interesantes estos años, experiencias que solo se viven en el mundo del toro y desvincularme de todo eso me da pena.
El fin de semana de la Goyesca siempre es emotivo, siempre está lleno de sorpresas y desde hace 7 años siempre llega el domingo y me siento vacía, como cuando esperas algo durante mucho tiempo y de pronto pasa.
Este año la ilusión y las expectativas eran aún mayores.
Es cierto que los días previos a la corrida han sido duros, Fran estaba muy nervioso y creo que también muy triste.
El sábado toda la plaza estaba con él, fue maravilloso ver cómo todos sus amigos, sus compañeros estaban ahí transmitiendo su cariño, su respeto y su admiración.
La tarde se llenó de detalles que solo los que allí estuvimos podemos explicar. Podría decir que no hubo nadie que no se emocionara en algún momento…
Fran estaba guapísimo, el vestido fue justo lo que quería para él ese día, meses de trabajo dieron el resultado que esperábamos; algo elegante, clásico pero original, un homenaje al torero Pedro Romero, algo con sabor antiguo, artesanal.
Gracias a mi amigo Enrique Romero, si no hubiera sido imposible, ¡eres un artista!
Ver vestirse a un torero es algo mágico que, aunque lo veas mil veces, siempre te sorprende. Para esta ocasión Fran y Cayetano decidieron vestirse juntos, en la casa de su infancia, en la casa más torera de España, rodeados de íntimos amigos que querían ver en esta liturgia a Paquirri por última vez.
Y también de otra persona muy especial que compartió ese momento único junto a ellos: Carmen llevó un vestido hecho para ella para la ocasión. Vestido de Miabril de algodón perforado.
Todo fue especial, todo fue mágico.
Ya estoy más serena, todo se aplaca, pero aunque lo sensato es que Fran debía cortarse la coleta, sé que en el fondo de mi corazón siempre echaré de menos ver a mi marido vestido de torero…