Siempre he pensado que la pregunta “¿qué vas a estudiar?” que solemos hacer a los jóvenes cuando están a punto de terminar el colegio y pasar a la universidad está mal planteada, el interrogante en mi opinión debería ser “¿a qué te quieres dedicar?”, o “¿dónde te gustaría trabajar?”.
La diferencia es más que significativa porque a veces empezamos una carrera porque las asignaturas nos interesan o se nos dan bien sin pensar realmente a qué puestos de trabajo nos lleva esa licenciatura.
Lo importante no es decidir qué queremos estudiar, ya que en la mayoría de las ocasiones estudiamos sin una meta concreta, hay que darle la vuelta a la ecuación, es decir, saber en qué queremos trabajar el resto de nuestra vida y prepararnos para ello.
Es cierto que con 18 años muchos de nosotros no tenemos ni idea de qué queremos hacer en el futuro.
Como sabéis, yo estudié Derecho, pero no lo hice por vocación, y a la hora de empezar a trabajar me di cuenta de que no sería feliz trabajando en ello toda mi vida. Realmente lo que siempre me gustó fue la historia, de hecho jamás me veréis leyendo ningún libro que no sea una biografía o una novela histórica, me encanta aprender mientras leo.
Bueno, la cuestión es que en el último momento me decidí por la carrera de Derecho pensando que la de Historia tenía muy pocas salidas y que solo los estudiantes más brillantes conseguían encontrar trabajo.
Desde entonces estoy arrepentida y siempre he tenido la ilusión de encontrar el momento para poder matricularme, ¡y este año por fin lo he conseguido!
La facultad de Historia, al igual que la de Derecho cuando yo estudiaba, se encuentra ubicada en uno de los edificios más bonitos que hay en Sevilla, La Real Fábrica de Tabaco. Hace unas semanas, cuando crucé el patio que tantas veces había recorrido nueve años atrás pero esta vez para estudiar algo que me apasiona, sin presiones, sin agobios, únicamente por el placer de aprender, tuve una sensación increíble, casi me emocioné, ¡ilusión de verdad!
Como imaginaréis no me he matriculado de todo el curso, con el ritmo de vida que llevo era absurdo intentar aprobar tantas asignaturas, así que como no tengo prisa por terminar voy poco a poco a ver qué tal se me da. Os lo iré contando, por supuesto.
Recomendación de la semana: MASAJE CIRCULATORIO Y PRESOTERAPIA. Ya no queda ni el mínimo rastro de sol en mi piel así que he podido retomar mis sesiones de depilación láser en el centro Hedonai de Nervión. Como esta vez iba sin prisas mi amiga Alejandra me recomendó que probara el Masaje Base Circulatorio y la Presoterapia, un tratamiento combinado perfecto para mejorar el flujo sanguíneo, reducir la piel de naranja, eliminar líquidos y reducir la sensación de piernas cansadas.
El tratamiento se compone de dos partes: en primer lugar un masaje de drenaje linfático realizado con aceites esenciales, fantástico aunque sea solo para relajarnos un ratito, pero que además mejora considerablemente nuestra circulación. A continuación la presoterapia, que consiste en unas botas neumáticas que se inflan y desinflan para conseguir eliminar líquidos, nódulos de grasa o celulitis.
Para mí fue un tratamiento rápido, efectivo y agradable, ¡os recomiendo que lo probéis!
Un beso y buena semana a todos.